WXV y la clasificación para la RWC 2025: entre el azar y la ciencia

En una entrevista reciente con Mark Palmer de The Times, Andrea Rinaldo, candidato a la presidencia de World Rugby, hizo hincapié en la importancia de adoptar un enfoque científico y basado en datos para la gestión del noble juego del rugby fútbol.

No es imprescindible apoyar la candidatura del profesor Rinaldo (nosotros lo hacemos) para reconocer que bien puede tener alguna razón para ello. Tomemos el caso de las últimas seis plazas disponibles para la RWC de 2025, para las que las Leonas (y las Azzurre también) siguen en liza.

Como World Rugby ha afirmado en repetidas ocasiones, «con seis plazas en juego para la WXV 2024, la competición de este año adquiere una importancia añadida….. Todo está en juego, ya que los seis mejores equipos no clasificados al final del WXV 2024 ganarán su plaza en el torneo del año que viene». Sólo hay un pequeño problema: a pocos días del comienzo del torneo, ni este redactor ni ningún otro colega de la prensa internacional han conseguido que World Rugby explique con qué criterios se definirá a los «seis mejores equipos».

En orden ascendente de plausibilidad, se me ocurren tres opciones. La primera es francamente absurda, y consiste en clasificar a los seis equipos con más puntos, independientemente del grupo WXV en el que hayan quedado encuadrados. Los puntos se calcularían siguiendo el método habitual (puntos por victoria y empate, puntos de bonus, en caso de diferencia de puntos marcados, etc.).

De este modo, un equipo que venciera a Madagascar con un bonus point, terminando el WXV 3 con cinco puntos, podría clasificarse a expensas de equipos mucho más fuertes del WXV 2 que sólo tuvieran que ganar un partido (sin bonus) en un grupo muy competitivo.

Por si la hipótesis pudiera parecer surrealista, hay que tener en cuenta que en 2013 Samoa se clasificó para la RWC del año siguiente a costa de Italia, a pesar de perder ante las Azzurre 65-22. Fue gracias a la fórmula del crosspool adoptada por World Rugby en aquella ocasión.

Sin subestimar la capacidad de World Rugby para crear falsas soluciones, ésta parece honestamente improbable.

Otro criterio para definir a los seis primeros podría dar prioridad a los equipos aún no clasificados en el WXV 2, dejando la asignación de las últimas plazas disponibles a la clasificación del WXV 3.

De esta forma, sin embargo, las plazas realmente disponibles no serían seis, como ha afirmado World Rugby, sino sólo dos, dado que en el WXV 2 aún hay cuatro equipos no clasificados (además de Italia, Escocia, Gales y Australia).

La última solución, y la que muchos consideran más plausible, es basarse en el world ranking, actualizado al término del WXV. De este modo se clasificarían los seis equipos con más puntos de entre los aún no admitidos, y habría competencia efectiva por esos seis puestos. Pero, ¿la habría?

La tabla siguiente muestra, en la primera columna, el ranking femenino actualizado a 23 de septiembre (se omiten las selecciones ya clasificadas); en la segunda, la puntuación que obtendrían las naciones del WXV 2 si todo les saliera mal (tres derrotas frente a tres éxitos de las selecciones del WXV 3 mejor situadas en la clasificación). Ni siquiera la peor combinación de resultados privaría a los equipos del WXV 2 de la calificación mundial.

Ranking el 23 Post-WXV de Septiembre simulación*
Escocia 76,78 WXV 2 70,88
Australia 75.30 WXV 2 69.41
Gales 74,47 WXV 2 69,37
Italia 74,35 WXV 2 69,56
España 64,10 WXV 3 66,05
Países Bajos 59,90 WXV 3 64,23
Hong Kong 58,76 WXV 3 62,38
Samoa 58,48 WXV 3 61,46
Madagascar 45,29 WXV 3 54,29

* Peores resultados para los equipos WXV 2, mejores para los equipos WXV 3

En otras palabras, para los equipos del WXV 2, la clasificación al final del torneo influiría en la composición de los grupos del Mundial y, por tanto, en las posibilidades de pasar a cuartos, pero no tendría relevancia para la clasificación a RWC 2025. En cambio, serviría para definir quién se clasificaría entre los equipos del WXV 3.

El problema con esto es que podría hacerlo contradiciendo los resultados obtenidos en WXV 3, es decir, podría darse la situación de que un equipo se clasificara para el Mundial por su world ranking a pesar de tener menos puntos en WXV 3. A continuación se muestra una posible combinación de resultados en la que Samoa vence a Holanda y Madagascar y pierde por la mínima ante Fiyi, sumando un total de 10 puntos de clasificación, mientras que Holanda pierde ante España y vence a Hong Kong, sumando seis puntos en total; pero es Holanda la que se clasifica al mundial, superando marginalmente a Samoa en el ranking al final del WXV (59,05 frente a 58,77).

Esto se debe al hecho de que ganar a Madagascar no aporta ningún resultado en términos de ranking dada su baja posición en lo mismo, pero también, y sobre todo, a que equipos como Samoa tienen incluso menos oportunidades que equipos como Holanda de mejorar su ranking (el único partido de preparación para el WXV que Samoa jugó fue contra Australia A, ganando pero sin ninguna ventaja en el ranking).

En un escenario, no imposible, como el que hemos descripto, se llegaría a la extraña situación de que la relevancia del WXV para la clasificación para la RWC 2025 es prácticamente nula.

En resumen, puede que Andrea Rinaldo no llegue a ser presidente de World Rugby, pero sus reflexiones sobre un enfoque científico de la gestión del juego deberían tomarse en serio en cualquier caso.

NB: los datos utilizados en este artículo están disponibles en la siguiente dirección.

Mario Diani 

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